martes, 8 de enero de 2013

No descanso.

Yo no descanso nunca, siempre tengo sed.
Siempre tengo ganas de sentir, de tocar, de hablar.
Tengo ganas de sentir, tengo ganas de un artista que me rompa el alma,
 porque eso es lo que ellos hacen mejor.
Tengo ganas de tocar, de ser tocada como música.
Tengo ganas de arte al despertarme, arte disuelta en agua, pastillas de literatura.
Tengo ganas de cubrirme toda en pintura y quedarme así por siempre, aquí por siempre.
Tengo ganas de moverme sin cuartearme, tengo ganas de ser eterna.
Tengo ganas de decepción, porque entonces se escriben los versos mas tristes, los que se quedan por siempre en la memoria de los lectores.
Tengo ganas de medir la rítmica del poema a la par de mis latidos.
Tengo ganas de rozar los compases con la punta de los dedos y la lengua.

Y si algo sale mal, si el lienzo se borra con el tiempo, si se desafina una nota; si olvidan como volver a escribir poesía.
Que no me hablen al oído, que me enchina la piel.
Que no me despierten nunca, que no me escuchen.
Que no me consuelen.
Que nunca me restauren.
Que no me toquen, que no me vean.

María Martell.

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